jueves, 9 de abril de 2009

Viaje al inicio del agua


Y salí a caminar hasta el origen del agua. Me adentré por senderos donde el mañío de mi infancia ornaba con lenguitas de plata los ulmos taciturnos cargados de miel blanca, huallis con voz destemplada me llamaban de la espesura y oscuros avellanos desgranaban rojas lágrimas que corrían cuesta abajo hasta las cunetas humedas de los caminos. Copihues saltones estallaban entre las lianas y las quilas. Y el agua se acumulaba en el alma y en los pies. Se escurría cerro abajo y se vertía en el espejo del cielo, esperándome, lamiendo la ribera volcánica del Calafquén. Fuego de roca y ceniza incandescente que durante siglos se extasia sobre la arena negra de explosiones ancestrales. Coñaripe se despierta y a lo lejos los conas desaparecen en silencio subiendo entre los árboles hacia el volcán que ronronea como un gato dormido.