viernes, 30 de abril de 2010

El encanto de una muchacha al final del verano.























En los últimos días soleados de la temporada encontramos una simpática planchista en la playa de Quidico. El encanto de la muchacha, que aceptó que posar para nuestro objetivo, nos cautivó de inmediato. Su presencia en nuestra playa nos muestra que la rústica belleza de nuestro entorno atrae a aquellos deportistas que quieren practicar esta actividad en sitios tranquilos y alejados del ajetreo moderno.

sábado, 24 de abril de 2010

La alegria de saberse libre como un pájaro


















Aquél que nunca anduvo en bicicleta un verano, con el corazón ligero y la mente libre, no sabe lo que es volar como un pájaro. El viento en el rostro, el sol que entibia el cuerpo y el alma, acompañaban las distancias que recorríamos de un pedaleo enérgico. Todo es efímero, fugaz, y los momentos de esas jornadas luminosas se amontonaban luego en los recuerdos que guardábamos para los inviernos futuros.
No le preguntamos su nombre, pero parecía tan feliz con su bicicleta en la playa que no pudimos evitar de sacar esta foto. Estaba tan contento que, paradójicamente, al partir nos agradeció. En realidad compartió con nosotros un poco de su simple pero intensa alegría veraniega.

miércoles, 21 de abril de 2010

Las mujeres de Quidico y las plantas medicinales: CopiuMapu



En una colina de Quidico, en una limpísima pieza-laboratorio, las mujeres de la asociación comparten consejos con algunos visitantes sobre la utilización de plantas naturales. El ambiente es estudioso, tranquilo y los intercambios son interesantes y variados. Las cremas están ordenadas, clasificadas y etiquetadas con cuidado y buen gusto en una presentación sobria pero colorida. Son mujeres del pueblo, que intentan así aportar a la economía del hogar en estos momentos de estrechez. Ellas han encontrado un medio para valorizar el entorno, sus plantas y sus hierbas medicinales que muchos desconocen y lo hacen utilizando una sabiduría que se transmite con la tradición popular, que inculca el respeto a la naturaleza. No sólo proponen las cremas sino que además explican y enseñan, como lo hacían nuestras abuelas.
La conversación se eterniza, podrían hablar horas si fuese posible. Al partir del blanco local me digo que esfuerzos como éste es la demostración que el espíritu de trabajo y de esmero está latente en la gente de este perdido pueblo del Sur de Chile. Es un destello de esperanza en este hermoso, largo y castigado litoral. (PepeCaterva)

lunes, 19 de abril de 2010

Gallinero con vista al mar




































La señora no quería venderme los pocos huevos que ponían sus gallinitas. "¡Son tan pocas!", decía. Pero yo, obstinado, insistía, porque había descubierto por casualidad, escuchando al pasar conversaciones entre vecinas, que eran gallinitas mapuche, de esas que no tienen cola y que ponen unos huevillos más pequeños, de tonalidades azules. La gente las llama las gallinas "colloncas" y afirma que son gallinas que los mapuches las poseían en Chile antes de la llegada de los españoles.(1)
Lo cierto es que esa mañana la señora me vendió 8 huevos de un delicado color azul, de una cáscara firme, espesa. Un poco sorprendido por el precio elevado, no protesté porque a fin de cuentas era yo el que había tanto insistido en comprar. Prometí volver a buscar más al día siguiente.
La otra mañana la señora se disculpó porque sólo había logrado reunir 5 huevos "El frío no las deja poner", se excusó. Pero esta vez el precio había bajado con relación a lo que me había cobrado la víspera: cada huevo costaba la mitad. Sin ningún comentario, agradeciéndole su amabilidad, me alejé más extrañado aún. No comprendía esta enorme diferencia de precio. ¿Alguien la había dicho algo de mí? pensé vanidoso como siempre. ¿ Quizás los huevos de hoy no sean frescos? ¿ O no son de gallinas mapuches? Desconfiado, preparé una pequeña paila de huevos revueltos y descubrí que eran tan buenos como los del día anterior. Misterio.
Esa tarde, comoquenoquierelacosa, hablaba con mi vecina y le comenté el extraño episodio de la fluctuación de precios de los huevos de la señora de las gallinas.
Mi vecina me miró un largo instante como a un insecto, de la misma manera que me mira cada vez que llego con una historia estúpida que escucho de los habitantes del pueblo y que me la creo a pie juntillas: "¿Y usté no sabe? Esa pobre señora no sabe contar, ¡es analfabeta !". Y se retiró alegando que hay tantas cosas urgentes que hacer en una casa, en vez de estar afuera conversado tonterías...
Me entré a casa cabizbajo y esa tarde comí huevos duros mirando largamente las olas que lamían la negra playa de Quidico.




↑ (1)Storey, Alice A., José Miguel Ramírez, Daniel Quiroz, David V. Burley, David J. Addison, Richard Walter, Atholl J. Anderson, Terry L. Hunt, J. Stephen Athens, Leon Huynen y Elizabeth A. Matisoo-Smith (2007). «Radiocarbon and DNA evidence for a pre-Columbian introduction of Polynesian chickens to Chile».

Situación de los pescadores en la prensa.

Pescadores de Quidico sin trabajo luego del terremoto piden redes para poder volver al mar.

(Extracto de la prensa)

Publicado por Camila Álvarez • La información es de Yocelyn Araneda
Un conmovedor llamado a los empresarios realizan los miembros del Sindicato Nº 1 de Pescadores de Quidico, en la Región del Bio-Bio, quienes llevan mas de 40 días sin poder trabajar tras perderlo todo luego del terremoto y maremoto de febrero. Sólo piden redes, para poder trabajar y así pagar servicios básicos.
Sergio Diaz, Presidente de la mencionada agrupación, comentó sobre la dramática situación que están viviendo en esta caleta, donde asegura no han recibido ayuda para poder volver a trabajar, demanda urgente considerando que perdieron la totalidad de sus herramientas de trabajo.
(Foto de archivos: PepeCaterva)

miércoles, 14 de abril de 2010

El privilegio de deslizar en su propia ola.



















La práctica de deportes que tienen cuenta del entorno natural despierta la admiración de los niños y la simpatía de los habitantes de la caleta Quidico.

Los recuerdos del verano


















El verano ya está lejos y los recuerdos se empañan en las memorias. Las tristes jornadas que marcaron el fin de las vacaciones son imágenes que los niños olvidarán con el tiempo. Esos momentos de alegría y de juegos quedarán grabados con más fuerza porque serán los que les acompañarán por el resto de sus vidas. Así es la infancia, la nuestra también lo fue así, basta recordar aquellos días de nuestras travesuras y son más las sonrisas las que nos invaden cuando pensamos en nuestra niñez.
En Quidico ellos fueron felices y será para ellos más tarde lo único importante de aquel verano 2010.

sábado, 6 de marzo de 2010

Quidico vuelve a la normalidad

 
Lentamente Quidico vuelve a la normalidad. La ola que afectó a la Puntilla no pasó la carretera y el pueblo no sufrió destrozos. Se perdieron algunos botes de pescadores que partieron mar adentro o que han quedado río arriba. El gimnasio no sufrió daños importantes, la escuela esta intacta y los comercios empiezan a funcionar. Queda el recuerdo de esos días de intranquilidad porque no se sabían las noticias de los familiares. Los transportes hacia Cañete funcionan y por la ruta de Pata de Gallina se podía ir hacia Purén y Los Sauces desde el mismo día del terremoto. Ahora hay que volver a las actividades del pueblo esperando una total recuperación de la electricidad y del agua potable. Las actividades escolares ayudarán a hacer que los niños salgan de ese estado de desorientación en que se encuentran y puedan expresar las inquietudes que quedarán en sus mentes por mucho tiempo de este fenómeno telúrico.

viernes, 5 de marzo de 2010

Quidico perdió su viejo puente de peatones

Junto al drama que enluta a tantos chilenos, tenemos que lamentar pérdidas que parecen insignificantes pero que han sido símbolos que marcaron nuestras vidas. Los habitantes de Quidico recordarán el viejo puente de peatones que nos llevaba hasta la Puntilla. Aquella trágica noche del 27 de febrero el mar se llevó también ese pintoresco puente y con él las viejas imágenes de nuestras figuras que se reflejaban en las entonces tranquilas aguas del río Quidico.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El drama de Tirua y la entereza de la población


En Quidico tenemos que lamentar la muerte de dos jóvenes que fallecieron producto del maremoto. En Tirúa solo fueron destrucciones de casas particulares, un supermercado y de locales públicos: La Municipalidad, Carabineros, el gimnasio y otras dependencias educacionales. La gente humilde de estas dos localidades y de los alrededores sufre actualmente por la situación y por los enormes daños que provocó el terremoto en sus casas. El agua potable empezó a distribuirse ayer gracias a bomberos de Contulmo y de Puerto Aysen y se espera con ansias la llegada de la electricidad y de las comunicaciones telefónicas. Hay que señalar que no se han producido desmanes y que la población, digna y sufrida, hace frente a la adversidad como siempre, con paciencia y entereza, como siempre lo ha hecho. Y esa es la riqueza de este pueblo.

viernes, 26 de febrero de 2010

Lo que atrae a los turistas extranjeros

¿Que es lo que atrae al turista que llega a Quidico desde lejanas latitudes? No es el estruendo de los motores de las motos que destruyen las dunas y asustan a las aves que se alimentan y a los niños que juegan en la playa. No es la estridencia de la música que sacuden los autos que estacionan en la playa retumbando en las puertas ritmos monótonos y repetitivos. No es tampoco la "viveza" del comerciante veraniego ocasional que quiere "asaltar" al visitante cobrando excesivamente para matar la gallina de los huevos de oro. Lo que atrae al turista es este lugar ameno, lejano y salvaje, lo atrae un mote con huesillos bien preparado, una empanada sabrosa, un sopaipilla caliente, un mariscal fresco y bien presentado en un entorno natural hermoso con gente sencilla, simpática y llana. Los que llegan hasta aquí no buscan estridencia ni alboroto porque eso ya lo sufren en sus propios países. Ellos vienen hasta aquí para encontrar la riqueza de nuestra caleta: la paz y la tranquilidad y el alma simple de nuestra gente.

lunes, 22 de febrero de 2010

El verdadero verano lejos de la farándula




Los veranos en Quidico permiten a los turistas realizar diversas actividades que les permiten aprovechar de la temporada veraniega tranquilos, lejos de la farándula y los famosos que vemos por la tele inventando una felicidad ficticia y necia en festivales de mal gusto. Quidico es paz, baños en el río hasta el atardecer, compras de mariscos y pescado en la Puntilla, probar empanadas en los puestos, y luego una larga caminata por la playa acompañado por los pájaros y el reflejo de la arena.



domingo, 7 de febrero de 2010

El cochayuyo de Ponotro y la pelota de la infancia.


Los habitantes de Quidico recuperan todavía el cochayuyo (esta alga que durante años alimentó a los chilenos) y muchas familias lo comercializan pero su utilización en la cocina se hace cada vez más rara. Sin embargo esta alga contiene elementos nutritivos y minerales que sorprenden a los especialistas: es uno de los alimentos que más contiene calcio, hierro, manganeso con valores mucho mayores que la leche o las lentejas. En términos de proteínas su aporte es superior al maíz, al trigo o al arroz integral. Tiene todos los aminoácidos esenciales y además aporta fósforo, zinc, sodio, potasio, vitamina E y otros múltiples elementos. Durante siglos constituyó el alimento principal de los hombres de la costa.
Hoy día sólo algunas comunidades siguen cosechando el coyayuyo que desaparece de nuestra alimentación reemplazado por los nuevos alimentos industriales repletos de azúcar, sal y aditivos artificiales que nos  traen solamente las enfermedades del mundo moderno.
El cochayuyo es un alimento completo que hemos dejado de consumir. Eran otros tiempos.
Eran los tiempos en que jugábamos al fútbol en la playa con una pelota fabricada con cochayuyo de Quidico.

domingo, 24 de enero de 2010

El aire es puro, el mar es azul, la tierra es fértil...


La intensa explotación de nuestros recursos marinos, pesca intensiva de todas las especies realizada por modernos barcos, que se tranforman en harinas para alimentar las salmoneras del Sur, ha tenido como consecuencia la desaparición de la pesca artesanal. Sólo queda la triste posibilidad de intentar capturar algunos especímenes desde la playa con inciertos resultados. Este pescador repara su red que extenderá desde la playa durante la noche pero la pesca no será suficiente como para la gran mayoría de los habitantes de Quidico que deberán emigrar a otras regiones para buscar trabajo. La imagen me recuerda la frase de un amigo que repetía bromeando entre irónico y amargado: "El aire es puro, el mar es azul, la tierra es fértil,...pero el problema quizás seamos nosotros."En este "nosotros" habría que entender la manera como la sociedad actual hace desaparecer la flora y la fauna nativa para preferir la producción intensiva que partirá a la exportación. Las ansias del lucro de unos pocos nos condena a la destrucción sistemática del entorno natural de toda una nación. Es lo que dejaremos a nuestros hijos.

sábado, 23 de enero de 2010

Liquiñe y las represas de SN Power


Las acuarelas de Quidico.



Vuelvo a Quidico cuando la mañana se anuncia tras las colinas. Las brumas se cobijan aún entre las casas y la luminosidad invade la enorme playa que se convierte en una vibrante y traslúcida paleta de colores. Del aletargado pueblo nada se escucha porque el mar juega con la luz y con el rumor acompasado del agua. El ritual de la vuelta al territorio (como lo describía el filósofo Deleuze) es una cantinela o un estribillo. Para mí es un paseo por la playa. Pero en realidad me doy cuenta que esa caminata se acompaña siempre de esa musicalidad de las olas.
"Aguas solas" sería el nombre del lugar en mapudungún. La melodía que emerge de esas aguas es como un canto, un ruego a los hombres para que sepamos respetar y proteger las acuarelas de su música.

sábado, 16 de enero de 2010

Canción al puerto que amarra como el hambre.


El restaurant estaba casi vacío en aquel principio del verano. Los mozos iban y venían indiferentes mientras que los cantantes repetían por la énésima vez el estribillo a los parroquianos somnolientos y a una pareja de turistas que, en la mesa del lado, poco comprendía el idioma y lo representaba aquel vals popular. Dos cantantes payaseaban mimando la canción y un viejito de negro medio ciego que punteaba virtuosamente una vieja guitarra "apastillada" con un micrófono estridente. Pero la magia estaba allí, la armonía también. Y aquel canto a Valparaíso parecía un extraño lamento escondido detrás esa falsa algazara, de ese estridente regocijo. De pronto la canción me pareció profundamente triste y desesperada: "..pero este puerto que amarra como el hambre, no se puede vivir sin conocerlo..." entonaban riendo los artistas.
Y pensé entonces en todos los puertos, en todas las caletas y las playas y los acantilados del Sur, que se dejan atrás pero que nos amarran tal como aquel puerto irreal de la canción, puerto de quimeras y de sueños que los viajeros del mundo entero esperan algún día venir a conocer y que nosotros preferimos ignorar.
Pagué y me fui.

lunes, 11 de enero de 2010

La playa desierta de Quidico: aterrizaje viento de frente.


Aprovechando la ausencia de las ruidosas motos y de otros vehículos a motor que destruyen la playa y los médanos, el piloto aterriza frente al mar bajo el rumor persistente de las olas. Sólo las gaviotas asisten impávidas y presumidas a la llegada del volátil de cuerdas y de tela, y se alejan engreídas dejando a su paso sobre la arena la trípode marca de sus huellas. La tarde se escurre más allá de la Isla Mocha y el sol hace bordados de espuma y encajes en el filo de las olas. Dos o tres niños se detienen a mirar un instante desde el camino, curiosos, y luego se alejan hacia el pueblo sin comprender el mágico momento que el piloto pretende guardar para siempre en su memoria: haber volado en Quidico.