jueves, 10 de julio de 2008
Reflejos y lluvia
Invierno. Cuando el aguacero se aleja, la luminosidad se instala de nuevo, y los aromas de tierra y mar invaden el pueblo. El mar golpea una y otra vez, incansable, recordando su presencia a los hombres que se aventuran por sus bordes.
Recuerdo un poema de olores y de voces difusas del poeta mapuche Sebastian Queupul:
Era una flor inmensa / suspendida en su aroma
Era una rosa blanca / sostenida en su brillo
Era una voz lejana / ahogándose en el eco
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