viernes, 31 de julio de 2009

Los atardeceres en la playa.


Cuando los escasos paseantes abandonan la playa y cuando los pescadores recogen sus redes podemos admirar los colores rosados que tiñen la arena que ondula como un trigal en el viento. Las casas de Quidico se iluminan y muestran su mejor rostro al caminante que atina a quedarse algunos momentos sobre el espejo de la arena.

lunes, 13 de abril de 2009

Arriba en la cordillera con Bob, y otros amigos...



La magia de la Internet me acompaña y descubro en este recóndido valle de la cordillera una canción revisitada por admirables intérpretes que la cantan a partir de sus lugares de origen y a veces con recursos precarios. Un canto lejano que viaja a través las distancias y se va construyendo con una multitud de voces hasta convertirse en un mensaje. La idea me parece simple y por lo mismo admirable: sin caer en la sensiblería ordinaria me parece algo percutante a poner en relieve en los tiempos que corren.


Y después me dije que este otro video iba a completar el momento de regocijo que nos hace avanzar para hacer que este mundo sea más humano y con menos injusticias.

domingo, 12 de abril de 2009

A la vista de los volcanes

El volcán Choshuenco se mira en el espejo del Panguipulli y señala los límites de las aguas que se precipitan hacia el Sur. A sus pies se adivina el Pirihueico y más al Norte el valle de Liquiñe último escalón que lleva hasta Carirriñe y la Argentina. Largo trecho queda, pienso. Sale a encontrarme el Villarrica que humea silencioso con la cuiquería a sus pies. Sabe que a sus espaldas la gente humilde vive sin apuro, trabaja simplemente y espera que le Ngenchén proteja los sembrados y a las comunidades de los destellos del oropel globalizado y del despilfarro del liberalismo desenfrenado. Me adentro un poco más y el bosque nativo me recibe verde, profundo, y me suaviza el corazón.

A Liquiñe bajan los sueños

Saliendo de Liquiñe a una veintena de minutos a pie por un camino de tierra, en las colinas que bordean al pueblo se pueden encontrar varias termas de agua caliente (60 grados)Al entrar en la piscina solitaria observo entre los cerros de la enorme cascada que parece brotar del cielo. La montaña entera se escurre en el valle y las aguas se pierden hacia el lago Neltume anunciando la noche.
Espero largos momentos sumergido en las aguas volcánicas y cuando las sombras invaden el lugar intento volver empapado de estrellas y de imágenes. Un inmensa fatiga me invade y desciendo el camino ayudado por las luciérnagas de Liquiñe que parpadean indicando la senda de los sueños que bajan también de Carirriñe.

jueves, 9 de abril de 2009

Viaje al inicio del agua


Y salí a caminar hasta el origen del agua. Me adentré por senderos donde el mañío de mi infancia ornaba con lenguitas de plata los ulmos taciturnos cargados de miel blanca, huallis con voz destemplada me llamaban de la espesura y oscuros avellanos desgranaban rojas lágrimas que corrían cuesta abajo hasta las cunetas humedas de los caminos. Copihues saltones estallaban entre las lianas y las quilas. Y el agua se acumulaba en el alma y en los pies. Se escurría cerro abajo y se vertía en el espejo del cielo, esperándome, lamiendo la ribera volcánica del Calafquén. Fuego de roca y ceniza incandescente que durante siglos se extasia sobre la arena negra de explosiones ancestrales. Coñaripe se despierta y a lo lejos los conas desaparecen en silencio subiendo entre los árboles hacia el volcán que ronronea como un gato dormido.

domingo, 22 de marzo de 2009

El barroco taciturno y el plato que se enfría


Sentado ya, solo en el restaurante, frente al mariscal caliente el silencio me invade, confundido, porque quisiera describirlo a la manera de un Lezama Lima que era capaz de describir en páginas barrocas enteras un plato de langostinos y para mí es tan difícil alinear dos palabras seguidas que prefiero callar.
(...Hizo su entrada un segundo plato en un pulverizado soufflé de mariscos, ornado en la superficie por una cuadrilla de langostinos, dispuestos en coro, unidos por parejas, distribuyendo sus pinzas el humo brotante de la masa apretada como un coral blanco. Una pasta de camarones gigatomas, aportados por nuestros pescadores. Formaba parte del soufflé un pescado llamado emperador que Doña Augusta solo empleaba en el cansacio del pargo cuya masa se había extraído en círculos luego en hebras, langostas que mostraban el asombro cárdeno con que sus caparazones habían recibido la interrogación de la linterna al quemarles los ojos saltones, un plato de lograda apariencia semejante a un flamígero, muy cerca ya de un barroco, permaneciendo gótico por el horneo de la masa y por las alegorías esbozadas por el langostino...)JOSE LEZAMA LIMA, Paradiso, Alianza Tres, Madrid, 1988.

- Ya, pues - interrumpió mis reflexiones la señorita que atendía- No se me quede ahí mirando el mariscal como si no supiera comer...¿No ve que se le va a enfriar? - y se alejó moviendo la cabeza, murmurando algo sobre los clientes lunáticos.

El alba que se viste de rojo.


Cuando los ruidos de la madrugada recién empiezan me dejo llevar por los murmullos de las olas y las alertas de los gallos que reemplazan a los perros que, cansados de responderse entre ellos, se retiran a dormir. Las casas se tiñen de tonos anaranjados y las nubes doradas y rosas parecen inmóviles, suspendidas en la brillante horizontalidad de fuego que anuncia el día. Hace frío y me acomodo el gorro de lana para protegerme de la brisa marina. El aroma de pan caliente y de madera encendida me indican la senda de un desayuno que me espera, tibio y reconfortante, entre sorbos de mate dulce, charla amena y menta de humedales.

La dirección email perdida.


Caía la tarde y los muchachos habían hecho muchos kilómetros desde Santiago para ver el mar del Sur. Vendían artesanía en las ferias y se habían entusiasmado con la idea de conocer el litoral. Por fin llegaban a Quidico desde Purén y faltaba la imagen para inmortalizar la aventura. Me pidieron que les tomara una foto y les prometí enviarla a una dirección email que me dieron y que se perdió entre el papeleo y las boletas que la dan a uno por cualquier chuchería que compra.
Aquí está la foto, espero que alguno de ellos tenga la buena idea de escribir "Quidico" en Google.

jueves, 5 de marzo de 2009

El tiempo que quizá viviera


Pessoa hablaba del desasosiego cuando intentaba expresar esa extraña sensación que nos invade ente una imagen, una palabra o un gesto que nos desconcierta porque despierta en lo mas recóndido de la conciencia aquellas impresiones ambiguas que confunden tiempo y visión de algo que ya hemos visto. La ruca estaba en una semipenumbra y el humo del fogón incandescente hacía oblicuas columnas con los rayos solares que perforaban la rústica habitación. La muchacha estaba allí silenciosa y su gesto estaba cargado de reminiscencias. Las sombras ayudaban a percibir la suavidad de aquel tiempo que quizá viviera. El tiempo pareció desaparecer y sólo las rojas brasas soplaban un hilo de vida. Abandoné la ruca, volví por las dunas hasta Cura y fue sólo allí, luego de la contemplación de la enorme playa que pude olvidar, mucho más tarde, la remembranza de aquella mirada.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Tarde de Sol


Entre las ramas del valle descubrimos la lengua de plata del río Quidico que serpentea lentamente desde la laguna, bajando perezoso hasta la playa. A veces una pescador remonta las aguas en un viejo bote de colores y juega con sus vueltas infinitas y sus díafanos meandros. El sol se mira en el río, lo hace centellear entibiando su espejo profundo y frío y luego se va a esconderse detrás de la Isla Mocha envolviendo a los espíritus antiguos entre las nacientes sombras del atardecer.

Las casas de Contulmo

Una hermosa casa particular que resiste admirablemente al clima del Sur de Chile.

El típico almacén del pueblo de tiempos de nuestros abuelos.


A fines del siglo XIX se instalan los colonos europeos en Contulmo y muchas casas del pueblo fueron construidas a imagen y semejanza de lo que se hacía en Europa en esa época. El pueblo es un museo arquitectural y caminar por su calles es como vivir en aquellos momentos del poblamiento de estas regiones que, recordemos sin embargo, no estaban deshabitadas como hoy todavía algunos afirman.

jueves, 26 de febrero de 2009

Música y Nehuén en Ponotro


Baje temprano a la playa y sobre la arena busque las doradas piedrecillas con las que el mar cada mañana adorna la arena gris de Quidico.

La flor roja encaramada y la serpiente verde


Atrás queda el ruido de las olas cuando emprendo el camino que bordea las vegas y los meandros. Las vertientes se precipitan borbollando a mi encuentro y se escurren entre el follaje. Adivino las plantas medicinales, el boldo, la mentapoleo y siento palpitar sus aromas infinitos. La tierra también huele, a tierra, a madera. A lo lejos los perros de una casa escondida escuchan mi paso y me señalan a los pájaros. Una flor escarlata y solitaria me observa desde lo alto encaramada en sus verdes lianas de Caicai.

Reunión de RelmuWitral


Hay que tomar decisiones sobre el futuro de la cooperativa, preparar diseños, intercambiar experiencias para extraer colores, buscar lana, enterarse de amigos, conocidos y parientes. Las mujeres de Relmu Witral se reunen en su local al calor de la estufa y mientras charlan, el mate espera paciente que la conversación se anime para ser el vínculo que entrelaza - por no decir teje - las voluntades de las tejedoras del Arco Iris mapuche.

viernes, 20 de febrero de 2009

El telar del Lleu-lleu



Cuando vamos al Lleu-lleu pasando frente a la escuela San Ramón el camino se interna entre las colinas y el lago se percibe a veces en un recodo del camino. Al fondo los cerros hacia el oriente están erizados de pinos y las explotaciones forestales dejan enormes heridas abiertas en el bosque artificial frente al lago. En la orilla poniente del Lleu-lleu las comunidades mapuche cultivan la tierra y proponen sencillos hospedajes y tranquilos campings a los veraneantes que huyen del turismo de masa. En una de las humildes casas del sector una tejedora acepta mostrar su arte y sus manos rápidas y seguras van creando mágicamente una hermosa frazada suave y blanca como un borrego que servirá para los largos y húmedos inviernos del Sur.

martes, 17 de febrero de 2009

Las redes del olvido


Arriba en la plazoleta hay juegos para niños y es entre los columpios y las risas infantiles que los pescadores instalan las redes como enormes nubes verdes que flotan entre el cabrerío. Luego se instalan a esperar la marea o que el mar se calme para salir hasta la isla Mocha quizás. Hace muchos años en la playa se sacaban las tacas que junto con los mariscos hicieron famoso a Quidico pero eso es algo del pasado. Por escasez de pescado y de productos marinos los pescadores abandonan poco a poco el oficio y tienen que emigrar más al sur para buscar trabajo en una salmonera o en lo que sea.
Las redes de la plazoleta pronto serán un recuerdo que perdurará en las memoria como el símbolo de una actividad que declina lentamente. Las nubes verdes de la plazoleta no acompañaran más los juegos infantiles y se hundirán en el océano del olvido.

martes, 10 de febrero de 2009

La escuela de Lloncao y el universo


De Peleco siga hasta Cañete algunos metros y doble a la izquierda por el largo camino de tierra que ondula entre lo que es en realidad dunas y hondonadas que conducen hasta el mar. El primer caserío que asoma es Lloncao y su escuela. Ya casi se puede imaginar el ruido que la chiquillería hará cuando vendrá en Marzo a llenarla de risas y de carreras. Serán como polluelos protegidos por la mirada tierna y severa de algunos profesores que deambularán por el patio donde se incuba la esperanza. La imagen muestra a una niña que sonríe simplemente con un kultrún en sus brazos, el tambor chamánico de los mapuches. En sus minúsculos aritos se balancean pequeños kultrunes de metal plateado. Es el mundo simbólico de las cuatro esquinas, el Meli Witran Mapu, que está allí suspendido y que danza. No sabemos de que estará hecho ese mundo en el cual ella crecerá, cuál será el mundo que le hemos preparado, el mundo que le estamos dejando. Ella sólo sonríe porque todavía confía en la humanidad que los adultos hemos forjado para los niños, para todos los niños que llevan el universo camino a la escuela. (Pepe Caterva)

miércoles, 4 de febrero de 2009

La Madonna Lafkenche de Ponotro


La imagen casi miguelangelina de esta muchacha y su hijo durmiendo placidamente en su regazo nos transporta a la Italia renancentista. La suave mirada de la joven madre que evita el objetivo de la cámara deja flotar un sentimiento de lejana plenitud que se separa del tiempo presente. El niño parece flotar en esos brazos envuelto en la infinita ternura de la madre. Los rasgos de los dos personajes están esplendidamente tranquilos y la calma invade los rostros, las formas y se armoniza con el espacio que completa el conjunto. Se desprende entonces una profunda comunión entre esos dos seres y la imagen se convierte en un ícono del amor maternal que protege y de la vida que se prolonga con el descanso y en el sueño del niño.
(José Caterva)

"Virgen con niño" (1503) Miguel Angel - Capilla de la Iglesia de La Madonna de Brujas (Bruges, Bélgica)

martes, 3 de febrero de 2009

El pasaje sin nombre


El nombre de este pasaje se perdió entre los papeles de un loteo lejano y los habitantes lo llaman simplemente " el pasaje sin nombre" o "el de las escaleras". Lo cierto es que esta pequeña calleja conduce hacia el pequeño restaurante "el Galeón" donde las almas en pena se regocijan con las empanaditas de mariscos a toda hora. El pasaje ya mentado permite observar la playa tranquilamente puesto que ningún vehículo puede utilizarlo como la foto lo indica. Los vecinos que allí habitan son conocidos en el pueblo por su hospitalidad sencilla y fraternal. Llegada la noche, el lugar ofrece uno de los mejores puntos de vista del litoral cuando estrellas y luces de la localidad se enlazan ofreciéndonos centellos y resplandores matizados de rumores del oleaje que termina por dormirse en la playa.

Y Quidico fue...


Esta es una de las imágenes más antiguas que se conoce del pueblo, en la década de los 50 cuando era la época del "Machascaras" y un camino de tierra se aventuraba hasta la caleta. El trigo ondulaba en las colinas, era el verano y algunos veraneantes (que en aquél entonces se llamaban "visitas")llegan hasta este fin del mundo. El terremoto del 60 no había pasado, ni la copa del mundo del 62, ni habían aparecido los Beatles, ni siquiera el hombre había llegado a la luna... pero se llegaba ya hasta Quidico.

domingo, 1 de febrero de 2009

El sendero del agua


Cuando emprendemos camino, dejamos camino nuestro atrás. "Se hace camino al andar..." decía el poeta. Pero ¿qué pasa cuando el camino que se perfila al horizonte se anuncia como un sendero fluvial, como meandros que ondulan con reflejos y profundidades? Bachelard hablaba de las profundidades duales del agua: el ilimitado horizonte marino y las obscuras fosas abisales. Dos infinitos que nos inquietan por su dualidad concentrada en la misma materia: el agua. Pero no es un sentimiento de inquietud que esta imagen me despierta. Cuando me avanzo por esta calle del pueblo percibo mi ruta como una lógica que me conduce al sendero de agua como a un nuevo camino. Mágica superposición de planos que me intriga y me encanta como en un sueño desvelado (peuma será, diría un mapuche que puede expresarlo en su idioma) que durante un instante me propone un viaje chamánico a la región donde duermen nuestros antiguos.
Una tracalada de chiquillos que pasa gritando a mi lado me trae de nuevo a la realidad y bajo lentamente la calle, triste porque descubro, apesumbrado, que inevitablemente los dos senderos se separan.

sábado, 31 de enero de 2009

Argos y los veinte años.


Mucho se ha escrito sobre este puente peatonal que existe en el pueblo de Quidico y que cruza el río homónimo. Sin embargo pocos han hablado de este personaje que periódicamente se instala allí a husmear a los transeúntes y vecinos. Algunos dicen conocerle: "-Se llama Argos" mi informó un chicuelo que al pasar me descubrió mirándole y se alejó corriendo.
Me quedé un rato solo (nos quedamos un rato solos mirándonos) y por fin el perro movió la cola, sonriendo.: "Hola, puh, Argos"-susurré. Crucé el puente lentamente en dirección de las colinas. Argos quedó allí viéndome subir en silencio el camino de tierra hasta la calle Itaca. Estaba flaco y viejo. Al llegar a mi esquina recordé aquel tango de Le Pera que cantaba Gardel... "qué veinte años no es nada, qué febril la mirada...". Lo canté bajito y entré en el jardincito de mi casa. Nada había cambiado en tantos años. Esperé un instante, escuché voces. Entonces respiré profundamente y abrí la puerta. Telemaco estaba allí, todavía esperándome.

El rincon de los artistas


Talento. Es lo que muestran estas niñas de Quidico que ofrecen un espectáculo vibrante y espontáneo. Es en lugares recóndidos de nuestro país donde nacen los futuros artistas del mañana. Sinceras felicitaciones.